interiorista o decorador

Cada vez que se lleva a cabo una reforma integral de una vivienda, o se construye una casa nueva, surge en muchos casos la necesidad de decorar su interior. Para ello lo más aconsejable, siempre que lo permita el presupuesto, es contratar los servicios de un profesional experto en la materia. Pero también pueden surgir dudas de qué profesional contratar ¿un interiorista o un decorador?

En muchas ocasiones, la frontera entre ambas profesiones no está clara. Incluso genera confusión y hay quien llega a contratar los servicios de un decorador cuando lo que necesita es un interiorista, y viceversa. Por tanto, antes de nada, lo mejor es conocer específicamente a qué se dedica cada uno de estos profesionales. Así, no habrá fallos a la hora de contratar sus servicios, y tampoco con la labor que deben realizar. A continuación te mostramos cuáles son sus funciones y las diferencias entre ellos.

Interiorista: actúa sobre el espacio antes de estar finalizado

Un interiorista, profesional al que también se le llama diseñador de interiores, se encarga de la configuración del espacio que se quiere después decorar. Su misión no empieza cuando se ha finalizado la reforma o construcción de los espacios, sino que lo hace antes. Generalmente, su labor empieza cuando se está planificando la distribución de los espacios que quedará tras la obra de construcción y la reforma.

Así, un interiorista puede, entre otras cosas, trabajar codo con codo con los arquitectos y otros profesionales. Por ejemplo, presentando planos de los espacios, o cambiando la distribución de viviendas y oficinas si así lo cree conveniente. En este caso, claro está, tomará estas decisiones de acuerdo tanto con arquitectos como con los clientes. También puede colaborar en la planificación del proyecto e incluso encargarse de su gestión. Además, puede convertirse en la persona encargada de hacer de intermediario entre el propietario del espacio en reforma o construcción y quienes están realizando las obras.

Su labor cobra especial importancia cuando se empieza a trabajar en el interior de los espacios. Entonces se convierte en uno de los supervisores de las labores, de manera que todo quede según lo que tiene estipulado y acordado con arquitectos y otros planificadores de toda la obra. Además, también se encarga de la selección, de acuerdo con el cliente, de todos los revestimientos que tendrán las paredes.

Decorador: su trabajo es posterior a las obras

Una vez que las obras de un espacio han terminado, entran en juego los decoradores. Ellos son los que tienen que jugar con muebles y textiles, y con el color y el aspecto de las paredes, para dar a una estancia el aspecto y el nivel de comodidad que desee su propietario o quien lo va a ocupar. Los decoradores están al día de todos los estilos de decoración más en auge. También saben cómo adaptarlos a los gustos y necesidades de los clientes.

Además de ocuparse de diseñar el aspecto que tendrá e interior de la estancia, también se ocupan en muchos casos de elegir los muebles. O de reutilizar piezas que ya estuviesen en uso antes de una reforma. Es frecuente que un decorador tenga entre sus funciones la compra de muebles. O de textiles como cortinas, alfombras y cojines. Por supuesto, también se ocupan de tener en cuenta los colores de muebles y textiles para combinarlos de la mejor manera posible. E incluso, a cierto nivel, se ocupan de seleccionar cuadros y otras obras de arte para que decoren y complementen muebles y textiles.

Por tanto, vistas las diferencias entre la labora de un interiorista y un decorador, se puede ver que ambos realizan tareas complementarias. A su vez, también facilitan su trabajo tanto a arquitectos y operarios encargados de obras como a los propietarios de las estancias en las que trabajan. Los primeros apoyando a los arquitectos en la planificación de las obras. Los segundos a los clientes para que todo quede a su gusto en cuanto a aspecto, pero también en comodidad.