
Escapar de la ciudad es uno de los proyectos recurrentes de muchos habitantes de las ciudades. Cada vez más urbanitas poseen una casa en el campo como segunda residencia y pasan así periodos disfrutando de la tranquilidad y la naturaleza. A veces hay que hacer reformas en ellas, pero muchos no les dan la importancia debida a estas reformas al tratarse de una segunda residencia. No debe ser así, puesto que las reformas de casas de pueblo tienen que contemplarse con la misma o más importancia que las de una primera vivienda.
Las reformas de casas de pueblo ofrecen muchas posibilidades. Se pueden hacer contando con presupuestos ajustados y además permiten dejarla completamente a tu gusto. Solo hay que tener claro lo que es necesario o se quiere hacer, contratar a una empresa especializada en reformas que sepa aconsejarte y esperar a que terminen las obras.
Reformas de casas de pueblo: paredes y suelo
Si el presupuesto es ajustado, es aconsejable que las reformas de casas de pueblo se acometan por partes. Lo más básico e importante es una reforma de la estructura cuando la casa sea ya bastante antigua. Por lo tanto, es importante centrarse en paredes y suelos, entre otros elementos. Y dejar para más adelante otras obras menos importantes y de menor envergadura.
En las reformas es importante respetar el estilo de la vivienda, que en muchas ocasiones será rústico, aunque muchas veces se le puede también dotar de toques industriales o de estilo moderno. Incluso nórdico, por la abundancia en muchos casos de la madera.
Las paredes son quizá, salvo desperfectos o deterioro, lo más sencillo de reformar: se cubren los huecos dañados y se pintan en el color deseado. Quizá los tonos más adecuados para este tipo de viviendas son el blanco (sobre todo en las casas de estilo mediterráneo o en las situadas en zonas calurosas). Si el interior es de piedra vista, o de madera, habrá que limpiar, reparar y repasar sus juntas, y las piedras y tablones de madera. Pero también se puede cubrir las piedras o retirar la madera, rasear las paredes y pintarse. Esto es más complicado y costoso. Además, cambia totalmente la estética interior de la vivienda.
El suelo también debe contar con la atención debida en las reformas de casas de pueblo. Sobre todo los de la planta baja, los más castigados por el paso de personas directamente de la calle con zapatos, suciedad en las suelas, etc. Esto lleva a que en muchas casas el piso de la planta baja será de gres o similares, con azulejos que en ocasiones ya tienen décadas a sus espaldas y acusan el deterioro.
Si es así, se puede optar por cambiarlos, pero para que la obra sea menor se puede colocar sobre ellos otros azulejos. O cubrirlos con una capa de microcemento pulido, que modernizará el aspecto de la casa por un precio ajustado. Esto también se puede hacer con las escaleras de subida a otras plantas, y en suelos de pisos superiores. No obstante, en ellos, y sobre todo si hay estilo rústico, se tiende a contar con suelo de madera, generalmente parquet o tarima, que habrá que cambiar o acuchillar y barnizar de nuevo.
Tejados y techos
Las reformas de casas de pueblo requieren en la mayoría de las ocasiones cambiar el tejado. Ya sea en todo o en parte, el cambio de tejado es algo que hay que abordar pasadas entre dos y cinco décadas, y el responsable de la mayor parte de la inversión en estas reformas. Pero también es la ocasión de mejorar su aspecto interior y exterior, aparte de su aislamiento. Especialmente en viviendas de estilo rústico y nórdico. En ellas, dejar todo el interior del tejado de madera vista y barnizada es una de las opciones más atractivas en una reforma de este tipo.
También se puede optar por sacar a la vista las vigas de los techos si es posible, y pintar el espacio que quede entre ellas en un tono que resalte. Si no se pueden sacar, también se puede optar por colocar vigas falsas y decorativas para producir el mismo efecto.
Estas son las principales reformas de casas de pueblo que se pueden hacer para dejar como nueva una segunda vivienda. También se pueden abordar mejoras en otros aspectos. Por ejemplo, en la carpintería exterior y la interior, o un cambio de cristales. También un cambio en la decoración. No obstante, se pueden aplazar para otro momento en el que haya más posibilidades.